Los chimpancés Caco y Jully son compañeros inseparables y un ejemplo inspirador del potencial transformador de la socialización en un santuario – Caco y Jully en su recinto
El pasado tanto de Caco como de Jully no está muy claro. Se sabe que Caco tiene cerca de 40 años y que habría sido criado por una familia como mascota. Después vivió un tiempo en el zoológico de Curitiba, siendo posteriormente transferido al zoológico de Sorocaba.
Caco terminó desarrollando graves trastornos psiquiátricos y se auto-mutilaba severamente, mordiéndose las piernas y arrancándose pedazos de piel y de musculatura. Su destino habría sido la eutanasia, pero afortunadamente el zoológico solicitó su traslado al Santuario de Grandes Simios de Sorocaba, lo cual ocurrió en 2002.
Recibió tratamiento médico, pero el gran diferencial fue la convivencia directa con Jully. La conexión entre los dos fue tan fuerte que Caco presentó una mejora total en su cuadro clínico después de algunos meses.
Jully también fue trasladada al santuario en 2002, y su integración con Caco fue igualmente transformadora para su vida. Es un poco más joven, tiene cerca de 35 años, y habría pertenecido a un circo en el nordeste de Brasil. Cuando este quebró, fue vendida a un comerciante de animales. Sin ningún documento legal, terminó en el zoológico de Piracicaba. Cuando este cerró, fue trasladada al santuario.
Lo más importante de esta historia es que, hace nada menos que 23 años, Caco y Jully se encontraron, se complementaron y encontraron su equilibrio para vivir la paz y el respeto que siempre merecieron.