Caco

Fue criado por una familia como mascota y luego fue enviado a los zoológicos de Curitiba y luego a Sorocaba. Cuando vivía en el zoológico, tenía graves trastornos psiquiátricos y se automutilaba severamente, mordiéndose las piernas y arrancándose pedazos de su propia piel y músculos. Para el zoológico, el destino de Caco sería la eutanasia ya que no podía mejorar en esas condiciones de vida. Luego fue llevado al Santuario y su vida cambió por completo. Al llegar al Santuario, en 2002, Caco se sometió a un tratamiento antidrogas, pero lo más importante era convivir directamente con el chimpancé Jully e indirectamente con otros vecinos de su misma especie. Esto fue fundamental e hizo que Caco presentara una mejoría completa de su estado clínico en pocos meses. Desde entonces, no ha mostrado signos de ningún problema psiquiátrico y vive en paz con su pareja Jully. Caco es muy juguetón, curioso y cariñoso con sus cuidadores. Le encanta arreglarse y jugar a la mancha, mostrando cada día su alegría por haber tenido otra oportunidad de vivir en paz y armonía dejando atrás su pasado de sufrimiento.