Llegó a Anami en 2005, rescatado del Circo Portugal, donde vivía confinado en un remolque sin ningún cuidado por el bienestar ni la higiene. Durante ese tiempo, se presentaron varias denuncias ante Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) por abandono y malos tratos, a través de una ONG.
Cuando no se presentaba en el circo, muchas veces Caíque era obligado a tomarse fotografías con turistas en Paranaguá, en la costa de Paraná. En el año 2005, las autoridades reguladoras autorizaron la transferencia de Caíque al Instituto Anami. Llegó con una gruesa cadena atada al cuello.
Era un macho joven y fuerte, pero desconfiado y temeroso. Fue integrado en un recinto grande junto a tres hembras. Poco a poco, la cadena que llevaba en el cuello fue retirada usando una sierra manual y, junto con ella, aquel pasado sombrío también empezó a desaparecer. No tardó mucho en darse cuenta de que estaba siendo cuidado y protegido, ganando cada día más confianza en el equipo del Instituto y mostrando ser un chimpancé tranquilo y cooperativo. Hoy vive muy bien en su recinto de más de 10.000 m² junto con sus amigas chimpancés Leila, Carol y Tota (in memoriam).